Digo
"angelado" para adjetivar esos momentos en que todo te sale bien, incluso lo que haces mal. Angelado es que tu compañera de viaje te diga cuatro días antes: "vamos al mar el fin de semana", y ya tenga casi todo listo.
Angelado es no encontrar alojamiento hasta que aparece el mejor: "La siesta de los poetas", un hostal sin lujos, de colores vivos, muchas plantas, gente y atención excelentes; recomendable para jóvenes de alma y sensibles de corazón.
Angelado es pasear por la orilla del mar en primavera para encontrar Viña, Valparaiso y Reñaca en flor. Recorrer las playas con los pies descalzos y la emoción atenta. Que te toque un día radiante de sol y otro gris de nube y bruma. Sentarse a comer en el puerto para saborear el pescado, el vino, el brindis y la circunstancia. Que te cambien la hora sin que vos te enteres y no perder el bus de regreso.
Pero en especial, lo más angelado de lo angelado es la voluntad y el gusto de compartir, disfrutar todo aquello con alguien que también disfruta y te abraza, dialogar en el más profundo de los silencios con la plena convicción del afecto comunicado. Andar con la sensación del vuelo y llegar cansado pero felíz del camino, con una persona que te sugiere PRIMAVERA OCEÁNICA como nombre para esta entrada. Gracias Rosi.
Con ojos de fotógrafo, corazón de poeta y gratitud de peregrino. Regresamos al camino con las imágenes y los sentires que dejamos atrás. Vaya este espacio para aligerar la carga, descorchar emociones y compartir senderos.
En el gran viaje de la VIDA..., viajemos por la vida
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